martes, julio 24, 2007

Lunes, 23 de julio de 2007

¡Hola! Ya estamos otra vez aquí, y… ¡nos hemos ido a la playa!

Hoy hemos madrugado un poquito (diana a las 7:15) para salir cuanto antes con destino a la playa. Ha amanecido diluviando en La Vecilla, aunque según las previsiones era lo esperado. El sonido del despertador se ha confundido con el tamborileo de la lluvia sobre la lona de las tiendas y el tejado de las cabañas… ha sido un verdadero aguacero. Como ya teníamos preparadas las mochilas, hemos desayunado rapidito y nos hemos puesto en marcha.

El viaje ha sido tranquilo y el paso por el Puerto de Pajares nos ha permitido disfrutar de unas vistas espectaculares. También nos ha dado la oportunidad de profundizar en nuestra solidaridad y compañerismo, sobre todo en el autobús de medianos y pequeños: se ha mareado un compañero y nos hemos solidarizado casi todos… Permitidnos omitir el resto de los detalles… Baste con decir que todos hemos llegado en perfectas condiciones.

A la llegada a la playa de Salinas, municipio cercano a Avilés, nos hemos encontrado con una mañana soleada, aunque un poquito ventosa. Nos hemos organizado con rapidez, presentándonos al servicio de socorristas, delimitando la zona de playa que queríamos ocupar y dejando colocadas todas nuestras cosas; a renglón seguido, nos hemos ido a cambiar a los vestuarios, acompañados por nuestros monitores y hemos comenzado a jugar por la playa.



A lo largo de la mañana hemos tenido varias sesiones de baño perfectamente organizadas: primero entran unos monitores que se introducen en el agua y marcan el nivel hasta el que podemos llegar y, después, otros monitores entran junto con nosotros, para disfrutar de las olas; en la orilla quedan los coordinadores de cada grupo, supervisándolo todo y velando para que nada nos suceda.




Hacia las dos de la tarde hemos hecho un alto para comer de picnic: el sándwich de salchichón y el bocadillo de lomo han desaparecido por nuestras gargantas como por arte de magia; unos traguitos de agua, una nectarina de postre… y vuelta a jugar. Todos hemos tenido la ocasión de refrescarnos con un helado.




El tiempo ha ido empeorando tras la comida y nos hemos visto obligados a llamar a los autocares para volver al campamento un poco antes de lo previsto. El viaje de vuelta ha sido más apacible que el de ida y nadie se ha mareado.

Ya de regreso, hemos tenido tiempo de realizar algunas actividades: los pequeños, nos hemos ido directos a la ducha y, una vez aseados hemos jugado al CROSS DEL MENSAJERO (vamos haciendo relevos a la hora de transmitirnos un mensaje determinado y es muy curioso comparar cómo se va deformando); los medianos hemos dedicado el tiempo a terminar nuestra COLADA y a ducharnos; y los mayores hemos prestado atención a preparar las mochilas, dado que mañana nos vamos de marcha y estaremos casi dos días completos fuera del campamento; después nos hemos dado la merecida ducha.

La cena ha sido, cuanto menos, reconfortante y copiosa. Ensalada de lechuga, huevos con tomate y salchichas con patatas fritas, además de yogur.

La actividad nocturna ha sido conjunta para todos los grupos: hemos jugado al HOSPITAL PSIQUIÁTRICO, donde los monitores se han vuelto locos y se han escapado del psiquiátrico; cada uno de ellos presentaba una patología distinta. Como médicos aventajados que somos, nuestro deber ha consistido en localizarlos, reconocer sus síntomas para identificar su tipo de locura y aplicar el tratamiento adecuado, siguiendo unas pautas que nos han dado por escrito. Ha resultado ser muy entretenido.

Así ha transcurrido nuestro día. Esperamos que estéis todos muy bien, tanto como nosotros…¡Muchos besos!

PD: Mañana podremos llamar a casa, de forma voluntaria, los pequeños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

-- Ayer nuestras obligaciones nos impidieron escribir comentario alguno,pero otra vez estamos aquí, he de decir que me sigue sorprendiendo gratamente la organización que teneis, para los padres que aún tengan temor o dudas, decirles que ese montón de niños se encuentran en las mejores manos, a esta altura del campamento se pude decir que son muy profesionales(comprobado in-situ),en la tarea que estan haciendo.
-- Esperamos que la experiencia sea enriquecedora para los niños, y que traigan su mochila llena de recuerdos, de anécdotas y de vivencias, aunque no sean todas buenas... que de todo se aprende.

-- Y saludos a los tres Mosqueteros norteños R- J- A-.